Hace ya algunos años, con motivo de la fundación de la Asociación de Tabernas y Restaurantes Centenarios de Madrid, tuvimos la oportunidad de conocer a un colega de profesión, Godofredo Chicharro, propietario del emblemático restaurante Casa Ciriaco de Madrid. Aunque en edad nos separaba en casi una generación entera, simpatizamos desde el primer momento. Godo, para los amigos y allegados, era un señor elegante y una de esas personas que no pasa inadvertido allí donde esté. Su natural simpatía y sentido del humor te atraía inmediatamente a entablar una conversación con él. Después de tantos años en el negocio de la hostelería y gracias a una agilidad mental extraordinaria, se apreciaba una psicología innata que había adquirido para comunicarse con las personas.
Era fascinante disfrutar de su pasión, esmero, amor por su profesión y alegría que puso todos los días de su vida por dar de comer a los clientes de Casa Ciriaco. Todos recordamos a Godo por las mañanas visitando los mercados de la zona, buscando algo especial que luego le gustaba mostrar y contar en su local con todo cariño e ilusión como un tesoro encontrado. Casa Ciriaco, situado en el centro de Madrid, respira historia de la sociedad y gastronomía madrileña por los cuatro costados.
Las paredes del Restaurante están llenas de los recuerdos de sus amigos, de buenos amigos como Julio Camba o Antonio Mingote y también de sus amigos del mundo del toro y del mundo del espectáculo. Godo supo ganarse no solo a las personas que pasaban por Ciriaco, sino a la misma Casa Real Española a la que tuvo como clientes y que supo atender de forma sencilla, con trato exquisito y buenos productos.
Su experiencia y saber hacer eran extraordinarios, únicos, le recordamos siempre activo, siempre atareado…, en definitiva toda una trayectoria vital llena de grandes recuerdos y acontecimientos.
Para los que tuvimos la gran suerte de conocerte, será un honor transmitir todo aquello que tú hiciste como nadie en Casa Ciriaco.
¡Hasta siempre apreciado amigo!
