Hoy os traemos la información sobre los restaurantes centenarios de Buenos Aires, aquellos «hermanos» nuestros que se cuentan con los dedos de la mano. Son testigos de una época en la que se refrigeraba con barras de hielo, la leche llegaba en carros a caballo y el puchero era el plato de moda. Ocho lugares con más de 100 años de historia para comer bien y viajar al pasado.
El Globo (1908)
Ubicado en la casa que la familia Sánchez de Bustamante abandonó tras la fiebre amarilla, le debe su nombre a Jorge Newbery, que sugirió acá un reconocimiento en globo por el Río de la Plata.
Restaurante del Club del Progreso (1852)
Funciona en el primer club social creado para pacificar el país después de la caída de Rosas. El salón principal es un reflejo de la belle époque: boiserie del techo al piso, parqué de roble, arañas de bronce y una chimenea de mármol. El patio interno vale un almuerzo.
El Grill del Hotel Plaza (1909)
Fue el primer lugar público con aire acondicionado, con grandes ventiladores que tiraban aire frente a barras de hielo, y se mantiene casi intacto desde su inauguración. La cocina sigue siendo criolla y francesa, como gustaba a la clase alta porteña de aquellos tiempos.
Gran Café Tortoni (1858)
Es el más antiguo de todos los bares porteños y un ícono de la ciudad. Tuvo peluquería, un sótano donde cantó Gardel y las primeras mesas en la vereda de la ciudad.
El Imparcial (1860)
Hoy bodegón gallego, nació como fonda en las cercanías de su ubicación actual, donde se servía gallina hervida y puchero de garbanzos. La novedad de la época eran los baños, algo poco común en una casa de comidas.
El puentecito (1873)
A metros del Riachuelo, este bodegón mantiene un ritmo febril durante las 24 horas. Debe su nombre a un puentecito de madera que estaba cerca, y no al Puente Pueyrredón, como se cree.
Confitería y restaurante “Las Violetas” (1884)
Es un orgullo porteño. Fundada hace 125 años y reinaugurada en 2001, después de años de abandono, mantiene los revestimientos originales de madera y las luminarias del siglo pasado. Su gran atracción fue y será la pastelería.
Palacio Español (1911)
Este centro de la comunidad española local deslumbra con su ambientación imperial y árabe, vigas doradas a la hoja, luminarias de bronce y boiserie de roble macizo. Tal como prefería la elite hispana de la Argentina, se exigía corbata y saco para entrar.
Nuestros Restaurantes Centenarios saben lo dificil que es mantener durante años la tradición y nos alegramos de saber que allende los mares, existen otros restaurantes centenarios que han sabido mantener el pasar de los años manteniendo una calidad irreprochable.