Como todos los años, el próximo día 15 de mayo se celebra la fiesta en honor a San Isidro Labrador, patrón de la ciudad de Madrid. Hoy desde Restaurantes Centenarios, os descubrimos la historia que hay detrás de esta celebración.
Según marca la tradición, los madrileños deben tomar agua de la Ermita del Santo, ya que si por algo destacó San Isidro en su tiempo fue por su facilidad para encontrar agua. Y es que tras ser beatificado, se construyó una ermita en su honor donde reposan sus restos y justo en frente se encuentra la famosa pradera. Ya por el siglo XVIII, Goya pudo plasmar estos festejos en la pradera en honor al Santo, que hoy en día aún mantiene la tradición.
En el ámbito de la gastronomía, es típico de estas fechas disfrutar de las conocidas rosquillas entre las que destacan las tontas (sin recubrimiento) y las listas (con un baño de azúcar). Su origen lo encontramos de la mano de una vendedora que se hacía llamar Tía Javiera que desde Villarejo de Salvanés, se trasladaba hasta la verbena para vender sus rosquillas. Hoy en día, los reposteros han dado a conocer nuevas recetas entre las que destacan las de chocolate, manzana, limón, café y un largo etcétera.
La tradición marca ir a comer las rosquillas de San Isidro a la pradera situada en el barrio de Carabanchel. Otra de las tradiciones que ha llegado hasta nuestros días, ha sido la de los trajes castizos cuyo origen se remonta al siglo XIX. En la vestimenta popular, destacan los mantones de manila para ellas y las boinas para ellos. Los chulapos y los manolos, lucen sus galas de fiesta en la pradera donde es típico pasar el día disfrutando entre amigos y familia de la festividad.
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