La llegada del otoño podría interpretarse como el inicio de un período gris y de menor actividad, pero también puede verse como una explosión de matices cromáticos, que curiosamente provienen de una menor luz ambiental.
Aun así, parecería a primera vista que el otoño representa un cambio empobrecedor, un tránsito hacia los oscuros grises del invierno. Aunque pueda ser ese el resultado final, lo cierto es que no es necesario el vigor primaveral para disfrutar de un nuevo colorido. La disminución otoñal de temperatura y luz se convierte, sorprendentemente, en una manifestación sutil e insospechada de nuevos colores.
Si algo identifica el otoño, es el esperado cambio en la tonalidad de las hojas, de tantos y tantos árboles de hoja caduca. El brillante verde estival torna hacia coloraciones amarillas, marrones, violáceas o púrpura, signo del inicio de una menor actividad vegetal.
En Madrid podemos disfrutar de todo ello en los maravillosos parques y jardines con los que cuenta nuestra ciudad.
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